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  • Magnitud máxima probable, que corresponde a la cantidad de energía liberada por el movimiento sísmico.
  • Intensidad, medida en la escala de Mercalli, que toma en consideración los efectos sentidos por el hombre, los daños en las construcciones y los cambios en las condiciones naturales del terreno.
  • Probabilidad de ocurrencia.
  • Antecedentes de sismos en la región, incluidas las fallas activas. El historial de sismos es una fuente de datos que debe ser revisada.
  • Calidad y tipos de suelo y su potencial de licuefacción.
  • Condiciones del agua subterránea, su nivel y variaciones.

Es importante conocer las áreas potencialmente inestables: suelos licuables o saturados, que pueden sufrir desplazamientos, etc. La mayor peligrosidad se asocia a las áreas de fractura, fallas sísmicas, epicentros de terremotos destructivos.

Los sismos pueden producir fallas en el subsuelo, hundimiento del terreno, derrumbes, deslizamiento de tierra y avalancha de lodo. Así mismo, puede reblandecer suelos saturados, lo que ocasionaría daños en cualquier parte de los sistemas ubicados dentro del área afectada.

Los daños que pueden causar en los sistemas de saneamiento son:(diapositiva 37)

  • Destrucción total o parcial de las estructura de captación, conducción, tratamiento, almacenamiento y distribución. En la diapositiva 38 se muestran los daños en un planta de tratamiento, la que además de perder todos sus paneles, registró daños severos en la obra civil.
  • Rotura de las tuberías y daños en las uniones, con la consiguiente pérdida de agua potable y alteración de la calidad (diapositiva 39).
  • Variación del caudal en captaciones subterráneas o superficiales. Cambio de la salida del agua en manantiales.

Daños puntuales, como se muestra en la diapositiva 40, pueden llegar a inutilizar todo el sistema, cuando se trata de componentes clave para su funcionamiento.

Huracanes

Los huracanes ocurren en las cuencas tropicales de ciclones y se originan en el Atlántico norte. Pueden afectar el Océano Pacífico, el Mar Caribe y el Golfo de México. Están definidos por la velocidad sostenida de los vientos, datos de marejadas ciclónicas, alteraciones en el nivel del mar, precipitaciones, efectos en el terreno, etc. (diapositiva 41). La información de eventos históricos es útil para caracterizar la amenaza.

Los efectos del viento pueden dañar principalmente las obras sobre el nivel del suelo; el riesgo aumenta en relación directa con la altura de las obras y con la superficie expuesta al viento y depende principalmente de la resistencia al viento con que se hayan diseñado y construido las obras.

Los huracanes producen distintos daños a los sistemas de saneamiento, como: (diapositiva 42)

  • Daños parciales o totales en las instalaciones y edificaciones por la fuerza de los vientos o lluvias(diapositiva 43). Algunas veces se pueden presentar daños insospechados en los sistemas (diapositiva 44).
  • Roturas y desacoples de tuberías en zonas expuestas y montañosas, debido a correntadas de agua y deslizamientos de tierra.
  • Daños en los componentes superficiales, como obras de captación (diapositiva 45) o equipos eléctricos (diapositiva 46), que se pueden dañar al entrar en contacto con el agua.
  • Contaminación del agua de tanques y tuberías.
  • Rotura y falla de componentes por asentamientos debido a inundaciones.

Inundaciones

Las inundaciones son fenómenos naturales que pueden deberse a procesos como las lluvias, huracanes, el crecimiento anormal del mar, deshielos o una combinación de los mismos.

Es importante conocer los factores que modifican la escorrentía de una cuenca: climáticos (variación y patrones de precipitación, intersección, evaporación, transpiración) y fisiográficos (características de la cuenca, condiciones geológicas, topografía, el cauce y capacidad de almacenamiento, tipo y uso del suelo) (diapositiva 47).

El manejo de datos históricos (nivel de lluvias, caudal de los ríos, etc.) y de estadísticas constituye una fuente importante para obtener los factores de diseño. Se debe tener especial cuidado en no descuidar los períodos de recurrencia ni las variaciones de los niveles de agua en la cuenca.

Las áreas de inundación y los cauces afectados constituyen las áreas de mayor peligro; al elegir el sitio de las obras, se debe verificar la calidad del terreno y su área adyacente.

Las inundaciones ocasionan daños por la presencia de corrientes de agua, escombros flotantes, deslizamiento de terrenos saturados, derrumbes, etc. Estos dependen del nivel que alcancen las aguas, la violencia y rapidez con que se desplacen y el área geográfica que cubra.

Entre los daños que ocasionan las inundaciones a los sistemas de saneamiento destacan: (diapositiva 48)

  • Destrucción total o parcial de captaciones localizadas en ríos o quebradas.
  • Colmatación de componentes por arrastre de sedimentos.
  • Pérdida de captación por cambio del cauce del río.
  • Rotura de tuberías expuestas en pasos de ríos o quebradas.
  • Rotura de tuberías en áreas costeras por marejadas y en áreas vecinas a cauces de agua.
  • Contaminación del agua en las cuencas.
  • Daños en el equipo de bombeo y eléctrico en general.

En general, la escasez o exceso de agua resulta ser un problema para los sistemas de abastecimiento de agua y saneamiento. En caso de inundaciones, los componentes expuestos son los que se encuentran en los lugares de paso o de acumulación del agua (diapositiva 49).

Los propios sistemas de agua potable pueden aumentar la vulnerabilidad de sus sistemas y de la población, por ejemplo, debido a daños en una presa o embalse (diapositiva 50), roturas de tuberías de alta presión o simplemente por dotar de agua sin la correspondiente conexión al alcantarillado a poblaciones ubicadas en terrenos inestables, donde la infiltración satura los suelos y provoca deslizamientos con variadas consecuencias.

Durante las inundaciones, los sistemas de alcantarillado, especialmente los mixtos, pueden obstruirse hasta quedar inutilizados (diapositiva 51). Las obstrucciones y filtraciones en el alcantarillado sanitario representan un riesgo de contaminación de los sistemas de agua (diapositiva 52), especialmente cuando las redes de alcantarillado y agua tienen trazados similares.

Se debe prever que la zona susceptible de ser afectada por la inundación variará a lo largo de los años, dependiendo de la intensidad de las lluvias y el periodo de recurrencia de las mismas (diapositiva 53). Cuando se diseñan las obras del sistema, resulta clave definir el nivel de precipitaciones o crecida del río.

Deslizamientos

Este fenómeno no se presenta necesariamente de manera aislada; se puede generar por sismos, lluvias intensas, erupciones volcánicas, por la acción del hombre, etc. Generalmente ocurre en lugares puntuales, por lo tanto, el primer trabajo será identificar los puntos del sistema donde se podrían presentar estos problemas.

Para caracterizar los deslizamientos, es importante conocer la geología de la región en cuanto a relieves con taludes escarpados, acantilados, áreas de concentración de drenaje y filtración, topografía y estabilidad de taludes, zonas de concentración de fracturas; licuefacción debido a sismos y precipitaciones (diapositiva 54).

La exposición de los servicios de agua y saneamiento es alta, sobre todo en regiones en las que las tomas se encuentran en áreas montañosas y las aducciones se instalan en laderas de las montañas hasta llegar a las zonas servidas. En estas zonas, los deslizamientos pueden ocasionar: (diapositiva 55)

  • Destrucción total o parcial de todas las obras, en especial de la captación y conducción, ubicadas sobre o en la trayectoria de deslizamientos activos, en terrenos montañosos inestables con fuerte pendiente o en taludes muy inclinados.
  • Contaminación del agua en las áreas de captación superficial en zonas montañosas.
© Organización Panamericana de la Salud, 2005