Guías Técnicas sobre
Saneamiento, Agua y Salud
(OMS/OPS)


8 - Disposición final de los cadáveres después de una emergencia

Esta nota técnica ofrece una guía sobre la disposición final de los cadáveres en situaciones de emergencia. Cuando se producen muchas muertes, la recolección y disposición final de los cuerpos se convierte en una necesidad urgente. Generalmente, esto no sucede por ningún riesgo relacionado con la salud, los que probablemente son insignificantes, aunque es importante debido a los posibles impactos y traumas sociales y políticos. Por lo tanto, los equipos de ayuda de emergencia deben concentrarse principalmente en la salud mental de la comunidad y en la necesidad de cumplir sus obligaciones y tradiciones culturales para ocuparse de los muertos, más que de la posible transmisión de enfermedades.

Riesgos para la salud física

La creencia generalizada de que los cadáveres representan un riesgo de transmisión de enfermedades es falsa. Especialmente si las muertes han sido causadas por trauma, es bastante improbable que los cadáveres generen brotes de enfermedades como fiebre tifoidea, cólera o plaga, aunque sí pueden transmitir a los sobrevivientes gastroenteritis o síndrome de intoxicación alimentaria, si se contaminan las corrientes de agua, los pozos u otras fuentes de agua.

Riesgos para la salud mental

El trauma psicológico causado por la pérdida de un ser querido y por presenciar un gran número de muertes, es la mayor causa de preocupación. Por consiguiente, es importante recuperar los cuerpos lo más rápidamente posible para minimizar la angustia que se ha generado. Sin embargo, no es necesario apresurar su entierro o su cremación, pues el hacerlo no permite una correcta identificación y registro de los detalles del fallecido, ni les da el tiempo suficiente a los dolientes para oficiar la ceremonia y llevar a cabo las prácticas culturales que se acostumbran después de un fallecimiento.

Prácticas culturales y religiosas

Las personas que hacen parte del equipo de ayuda deben respetar los deseos de las familias y de las comunidades de los fallecidos de observar los actos culturales o religiosos que se acostumbre después de una muerte. Esto es importante para ayudar a las personas a manejar el impacto psicológico de esos desastres. Se debe alentar a las comunidades afligidas para que lleven a cabo sus ceremonias tradicionales y sus procesos de duelo, pues ello pone en movimiento el proceso de recuperación del desastre.

Recuperación de los cuerpos

Para minimizar la angustia causada por la visión de los cadáveres y los olores que se producen por su descomposición, es importante recuperar y llevar los cuerpos a un punto de recolección lo más rápidamente posible. Las personas encargadas del equipo de recuperación de cuerpos, deben tener presente el estrés y el trauma que los miembros del equipo pueden sentir y brindar apoyo para esta situación, siempre que sea posible.

Servicios fúnebres

Es importante contar con depósitos seguros para cadáveres cuando se producen muertos en una emergencia o en una epidemia, o cuando es probable que el entierro o la cremación se retrasen. Un lugar temporal de servicios funerarios debe constar de recepción, sala de velación, un depósito para cadáveres que no deban ser vistos y un cuarto para guardar los objetos personales y los registros.

La capacidad que se recomienda para estos depósitos de cadáveres es de 10 cuerpos por cada 10.000 habitantes. Los cuerpos se deben preservar a 4°C, aunque esto rara vez se logra. El personal de la funeraria debe usar guantes y traje de protección, y bañarse con jabón desinfectante.

A continuación se presenta una lista completa de las necesidades mortuorias. Cuando esto no sea posible, las necesidades mínimas son camillas, guantes de cuero, guantes de caucho, overoles, botas, gorros, jabón, desinfectantes y tela de algodón. Después de una emergencia y cuando se haya tomado la decisión de cerrar la funeraria temporal, se debe hacer una limpieza apropiada del sitio.

Equipo para los servicios funerarios en los desastres graves

  • Mesas para cadáveres de acero inoxidable o mesas de caballete para trabajo pesado, cubiertas con plástico
  • Camillas con ruedas para transportar los cuerpos dentro de la morgue
  • Cubierta plástica o impermeable para el piso, si no está hecho de concreto
  • Plástico negro para trabajo pesado para usar como cortinas temporales
  • Canecas y bolsas para desechos
  • Implementos de limpieza: traperos, baldes, trapos, jabón y toallas
  • Desinfectante y ambientadores
  • Ropa de protección y guantes de caucho para trabajo pesado
  • Bolsas plásticas transparentes para cadáveres, de 0,1 mm de espesor, y etiquetas (en casos de epidemia)
  • Carteleras de pared para registrar el progreso o letreros grandes si no hay paredes

Lista revisada y tomada de: Clark, Nicholls y Gillespie (1992), citado en Wisner y Adams (2002).

Identificación de los cadáveres

Uno de los retos más grandes en el manejo efectivo de los cuerpos, es su rápida identificación y etiquetado. Los registros de las muertes y los funerales son necesarios para hacer un seguimiento de las tasas de mortalidad y la incidencia de las enfermedades, y para poder dar información oportuna, comprensible y precisa a los parientes de los muertos.

La exposición de los cuerpos para su identificación requiere espacio; 1.000 cuerpos requieren más de 2.000 m2. La identificación puede ser un proceso prolongado, especialmente cuando no se portan documentos de identificación. Si los parientes o amigos de los muertos están involucrados en la identificación, se debe recordar que la simple identificación visual no es científica. En las situaciones de emergencia, este proceso es aún más difícil pues puede necesitarse que los parientes vean muchos cuerpos con la esperanza de que la puedan hacer. En general, esto debe evitarse. Cuando sea posible, es importante diferenciar entre la observación de un cadáver para identificación y la observación con propósitos de duelo, y se debe contar con lugares separados para cada una de ellas.

Una vez hecha la identificación, se debe expedir el certificado de defunción, preparar un registro oficial de la muerte y etiquetar el cuerpo. En caso de muerte violenta, también es importante registrar la causa de muerte para una posible investigación futura.

Disposición final de los cuerpos

Los entierros en fosas comunes y la cremación en masa rara vez se justifican y deben evitarse.

Entierro

El entierro es el método de preferencia para la disposición final de los cadáveres en situaciones de emergencia, a no ser que existan prácticas culturales o religiosas que lo prohíban. La ubicación de los cementerios se debe acordar con la comunidad y se debe prestar atención a las condiciones del suelo, la distancia a las fuentes subterráneas de agua (que debe ser de 50 m, como mínimo) y al hábitat más cercano (500 m). Se necesita un área, por lo menos, de 1.500 m2 por cada 10.000 habitantes. El cementerio se puede dividir para acomodar diferentes grupos religiosos, si fuere necesario. La profundidad del entierro debe ser, al menos, de 1,5 m por encima del nivel freático y debe estar cubierto, por lo menos, con 1 m de tierra. Se prefiere el entierro en tumbas individuales, que se pueden cavar manualmente. Si no hay ataúdes disponibles, los cuerpos se deben envolver en cubiertas plásticas para mantener los restos separados de la tierra. El procedimiento del entierro debe hacerse según las prácticas normales de la comunidad afectada.

Figura 1. Ubicación del cementerio

Cremación

No existen ventajas para la salud en escoger la cremación en lugar del entierro, pero algunas comunidades la pueden preferir por razones religiosas o culturales. Los factores en contra son la cantidad de combustible requerido para una sola cremación (aproximadamente, 300 kg de madera) y la contaminación que causa por el humo generado.

Por esta razón, los lugares de cremación deben estar ubicados, al menos, a 500 m en la dirección del viento de las viviendas. Las cenizas deben ser eliminadas según las prácticas culturales y religiosas de la comunidad.

Acciones en epidemias médicas

En caso de una epidemia médica, siempre que sea posible, el manejo de los cadáveres debe hacerlo el personal médico especializado. Es mejor utilizar una solución de cloro u otro desinfectante médico en lugar de cal para la desinfección, pues ésta tiene un efecto limitado sobre los patógenos infecciosos. Cualquier vehículo usado para transportar los cuerpos a los cementerios o crematorios durante las epidemias, debe desinfectarse después de su uso. Es importante que las comunidades estén conscientes de los riesgos de contagio que existen como resultado de la práctica tradicional de lavar los cuerpos. Las reuniones grandes, que incluye los funerales, también pueden ser una forma de propagar una epidemia. Por consiguiente, el entierro o la cremación deben llevarse a cabo poco tiempo después de la muerte en un lugar cercano al de la defunción, limitando el tamaño de la reunión.

Cólera

El contacto con el cadáver puede producir una exposición a Vibrio cholera y, por lo tanto, exige un lavado cuidadoso con agua y jabón.

Ébola

El virus de Ébola se propaga mediante las secreciones corporales, como sangre, saliva, vómito, orina y heces, pero se puede eliminar fácilmente con agua y jabón. Las personas encargadas de la disposición final de los cuerpos requieren altos niveles de protección.

Tifo y peste

Para evitar la infestación de las pulgas y piojos que propagan estas enfermedades, se debe usar trajes de protección. Se deben usar bolsas para guardar los cuerpos antes del entierro o de la cremación.

Principios importantes

  • Darle prioridad a los vivos sobre los muertos.
  • Desmentir los mitos sobre los riesgos para la salud por causa de los cadáveres.
  • Identificar y etiquetar los cuerpos.
  • Proveer servicios funerarios apropiados.
  • Rechazar la disposición sin ceremonia o en masa de cadáveres sin identificar.
  • Cumplir los deseos de la familia.
  • Respetar las prácticas culturales y religiosas.
  • Proteger a las comunidades de la transmisión de epidemias médicas.

Mayor información

Harvey, P., Baghri, S. and Reed, R.A. (2002), Emergency Sanitation, Assessment and Programme Design. WEDC, Loughborough, UK.

Davis, J. and Lambert, R. (2002), Engineering in Emergencies: a Practical Guide for Relief Workers, (2nd. Edn.) ITDG Publishing, London.

Wisner, B. and Adams, J. (eds.) (2002), Environmental Health in Emergencies and Disasters. WHO, Geneva.

Pan American Health Organization (PAHO) (2003), "Unseating the Myths Surrounding the Management of Cadavers", Disasters newsletter, No. 93, October 2003. PAHO, USA.

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