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- Ssaneamiento de emergencia--opciones técnicas
La provisión inmediata del suministro de agua limpia y de instalaciones
de saneamiento en los campos de refugiados es esencial para la salud,
el bienestar y, en algunos casos, aun para la supervivencia de los refugiados.
Al saneamiento generalmente se le asigna una prioridad mucho más
baja que al agua limpia, pero es igual de importante para el control de
la mayoría de las enfermedades comunes encontradas en los campos
de refugiados.
El saneamiento es la eliminación eficiente de los excrementos,
la orina, los residuos y el barro. Como la defecación indiscriminada
al aire libre es normalmente el peligro inicial para la salud en los campos
de refugiados, esta nota resume las formas como se puede controlar temporalmente,
mientras se diseñan soluciones a largo plazo.
Medidas inmediatas
Las opciones técnicas para la disposición de emergencia
de los excrementos son limitadas y simples. Sin embargo, para que funcionen,
es necesario administrarlas bien y que la comunidad las entienda y apoye.
Las tareas inmediatas en un nuevo campo incluyen:
- obtener los servicios de un buen traductor y consultar con todos
los interesados, lo cual incluye a los representantes de los refugiados,
las agencias de ayuda y los funcionarios del gobierno;
- examinar el lugar para obtener información sobre las instalaciones
de salubridad existentes (si las hay), el trazado del lugar, los grupos
de población, la topografía, las condiciones del suelo
y los materiales de construcción disponibles;
- impedir la defecación al aire libre en áreas en que
probablemente se puedan contaminar la cadena alimenticia o los suministros
de agua; y
- seleccionar las áreas en donde se pueda permitir la defecación
sin peligro.
Prevención de defecación en ciertas
áreas
Cuando un grupo grande de personas defeca indiscriminadamente al aire
libre, lo primero que se debe hacer es proteger la cadena alimentaria
y los suministros de agua de la contaminación. Esto significa impedir
que las personas defequen en:
- los bancos de los ríos, arroyos o lagos que se puedan usar
como fuentes de agua. Si el agua se va a extraer de pozos poco profundos
es importante asegurarse de que estén situados río arriba
de las áreas de defecación, o
- la tierra cultivada con sembrados, en especial, si se van a manipular
o a cosechar próximamente para el consumo humano.
El mantener a las personas lejos de esas áreas puede no ser fácil,
en especial, cuando existen hábitos tradicionales que hacen comunes
estas prácticas. Puede ser necesario construir una barrera física,
como una cerca, que puede requerir patrullaje. A pesar de todo, las medidas
inmediatas para controlar la defecación indiscriminada al aire
libre no deben ser solamente negativas; es mucho mejor designar áreas
en donde se permita la defecación que cercar aquéllas en
las que no se permite.
Campos para la defecación
Las áreas con límites fijos en las que se permite la defecación
al aire libre se conocen como campos de “excreción”
o de “defecación”. El uso de estos campos permite focalizar
la contaminación y hace que la administración y la limpieza
del sitio sean más sencillas de llevar a cabo. Se deben ubicar
cuidadosamente para que la comunidad tenga un fácil acceso a ellas
y para que no contaminen los suministros de agua ni las fuentes de comida.
Es mejor si existen varios campos a más o menos los mismos intervalos
por todo el lugar, pues esto reduce la distancia que debe caminar la mayoría
de los usuarios y permite la flexibilidad de operación y la separación
por sexos.
El campo para la defecación al aire libre debe ser tan grande
como sea posible, pero no debe estar disponible en su totalidad para su
uso al mismo tiempo. Es mejor dividir el campo en franjas, para que se
pueda usar una franja distinta cada día. Se debe usar la franja
más lejana de la comunidad primero para que las personas no tenga
que caminar sobre el piso contaminado para llegar al área designada
(figura 1).
Medidas intermedias
La vida útil de los campos de defecación al aire libre
no es muy larga porque las áreas contaminadas por los excrementos
no se pueden volver a usar, a no ser que se establezca un sistema para
cubrir los excrementos con tierra. Su propósito es proporcionar
tiempo para la construcción de las letrinas.
La solución ideal es suplir a cada familia con su propia letrina,
pero si no es la estructura más simple (figura 2), no es viable
ni se recomienda inmediatamente. Durante los primeros días no se
va a saber cuánto tiempo va a pasar antes de que la situación
que causó la interrupción en la comunidad de refugiados
regrese a la normalidad.
Además, es natural que los refugiados se encuentren agitados en
esta etapa y que no quieran o no puedan comprometerse con el mantenimiento
de estructuras permanentes o semipermanentes que pueden sugerir que su
desplazamiento se va a prolongar durante mucho tiempo. Se requiere una
solución intermedia que, generalmente, es alguna forma de letrina
comunal, pues son rápidas y baratas de construir. Algunas se pueden
conseguir en el comercio, pero son costosas y toman tiempo para transportarse
al lugar. En la mayoría de los casos, las letrinas de “zanja”
son la solución más sencilla (figuras 3 y 4).
Letrinas de zanja
Una letrina de zanja es un hueco rectangular en el suelo. El hueco se
debe cavar lo más profundo que sea posible –como 2 m–
y puede estar revestido de madera si existe el peligro de que colapse.
Puede ser de la longitud que sea conveniente, generalmente entre 5 y 10
m y entre 1 y 1,5 m de ancho. La zanja está atravesada por pares
de tablas de madera en las que los usuarios se ponen en cuclillas (véase
la figura 4). Hay un espacio entre las tablas por entre el cual los usuarios
defecan. Preferiblemente, cada par de tablas está separado por
una mampara simple para dar privacidad. En clima lluvioso se necesita
un techo para evitar que la zanja se llene de agua lluvia. Se debe hacer
una cuneta de drenaje para desviar el agua superficial.
Cada semana los contenidos de la zanja se cubren con una capa de tierra
de 100 a 150 mm de profundidad. Esto reduce los olores y evita los criaderos
de moscas en la zanja. Cuando el fondo de la zanja llegue a 300 mm de
la superficie, se llena la zanja y se cierra la letrina.
Un sistema de letrinas de zanja demanda mucho trabajo y requiere supervisión
constante. No sólo se deben cubrir diariamente los contenidos de
cada letrina, sino que también se deben preparar nuevas letrinas,
rellenar las viejas y limpiar frecuentemente las que están en uso.
La supervisión minuciosa es esencial. Una letrina mal conservada
rápidamente se vuelve ofensiva para la comunidad y se deja de usar.
Uso de las instalaciones existentes
Si los refugiados se asientan en áreas urbanas o cerca de ellas,
puede ser posible usar instalaciones existentes como las alcantarillas,
los baños públicos, las letrinas de balde o los drenajes
de agua lluvia.
Letrinas de paquete móviles
En el hemisferio norte, las letrinas de paquete móviles son comunes.
No existe ninguna razón por la que no se puedan usar en otros lugares,
si se hacen las previsiones para la disposición final de los excrementos.
Letrinas de pozo
En las áreas con suelo profundo se pueden construir muchas letrinas
de pozo en poco tiempo con barrenas de mano. Los huecos son usualmente
de 30 a 50 cm de diámetro y de 2 a 5 m de profundidad. La parte
superior de cada hueco se reviste con un tubo y dos piezas de madera para
los apoyos para los pies. Las letrinas de pozo se deben cerrar cuando
sus contenidos estén a 500 mm de la superficie.
Soluciones a largo plazo
Las letrinas de zanja o de pozo son sólo soluciones intermedias
porque su operación demanda mucho trabajo y requieren supervisión
constante. Apenas sea obvio que la comunidad probablemente permanezca
alterada por algún tiempo, se deben buscar soluciones a largo plazo.
En la mayoría de los casos, alguna forma de saneamiento en el lugar
es lo más apropiado.
Movilización de la comunidad
La disposición segura de los excrementos en los campos de refugiados
es primordialmente el resultado de una buena supervisión y administración,
y esto sólo se puede lograr con la total colaboración de
la comunidad. Por esta razón, es esencial que la comunidad se consulte
absolutamente todo el tiempo, que se consideren sus puntos de vista y
que se implementen sus sugerencias. Pueden surgir problemas pues las medidas
inmediatas de saneamiento, generalmente, entran en conflicto con los hábitos
personales y las costumbres sociales, pero unas medidas estrictas de control
al comienzo, cuando las personas aún están desorientadas,
usualmente las ayudan a acostumbrarse a las nuevas ideas y métodos.
Después, la supervisión de los campos de defecación
al aire libre y la vigilancia de las áreas protegidas pueden ser
llevadas a cabo fácilmente por la comunidad misma.
La cooperación de la comunidad sólo se va a lograr y mantener,
si se le mantiene totalmente informada de lo que se está haciendo
y por qué. La información se divulga mejor a través
de reuniones grupales o por contacto personal.
Reuniones grupales
Se pueden usar las reuniones grupales para avisarle a la comunidad lo
que se propone, cómo funcionan los sistemas y por qué son
importantes. Estas reuniones deben darle a la comunidad la oportunidad
de cuestionar y opinar sobre lo que se propone. Es importante realizar
todos los esfuerzos para incluir tantos de sus puntos de vista como sea
posible. Durante las primeras etapas, la comunidad generalmente está
demasiado cansada y confundida como para contribuir con las propuestas,
pero esta etapa pasa rápidamente y muy pronto la comunidad comienza
a tomar un gran interés en sus alrededores.
Contacto individual
Las reuniones grupales son efectivas para difundir información
general, aunque existe la posibilidad de que no se llegue a algunas de
las secciones de la comunidad y estas reuniones no son adecuadas para
tratar problemas individuales. Para estas situaciones, el contacto personal
es más apropiado. Se puede lograr mejorar la conciencia sobre la
higiene más fácilmente, en especial entre las madres, haciéndolo
de persona a persona o en grupos muy pequeños. Este tipo de educación
es a largo plazo y muy lenta, pero se debe comenzar tan rápido
como sea posible, pues es más sencillo establecer nuevos patrones
de comportamiento en una comunidad antes de que se haya asentado.
Trabajo
La operación diaria de las letrinas y los programas de educación
requieren un trabajo sustancial. Mientras que los puestos clave de administración
probablemente se suplan desde fuera del área, la comunidad puede
hacer mucho del trabajo inicial de rutina. En la mayoría de los
casos, la comunidad está muy dispuesta a ayudar porque le da a
la gente algo que hacer, prestigio y posiblemente una fuente de ingreso.
La supervisión de las letrinas no es un trabajo popular y con seguridad
tendrá que ser pago. Se puede mejorar la motivación dando
uniformes y ropa de protección o haciendo instalaciones especiales
para el baño de los supervisores. Las personas que trabajan en
la operación de la letrinas requieren poco o ningún entrenamiento,
pero los que están involucrados en la educación en salud
y la distribución de la información van a requerir más.
Mayor información
Harvey, P., Baghri, S. y Reed R., (2002). Emergency Sanitation Assessment
and programme design, WEDC, Loughborough University, UK.
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